la muñeca de Rebeca

La muñeca de Rebeca

lucía un peinado

requetestudiado,

usaba un vestido

pomposo y florido

que a verbena olía

y a flor de sauco;

calzaba botines

(no eran mocasines),

que iban con cordones

muy poco comunes.

Roak, roak,

graznaba la urraca

¿qué ocurre, mi niña,

con la muñequita?

Eso es, urraca

lo que sucedió:

me enfadé con ella

le cuenta Rebeca:

le quité el peinado

tan requetestudiado,

le rasgué el vestido

pomposo y florido

que a verbena olía

y a flor de sauco;

tiré los botines

(no eran mocasines),

que iban con cordones

muy poco comunes.

Roak, roak,

graznaba la urraca

¿qué ocurre, mi niña,

con la muñequita?

Pues que acudió la tía,

la tía Mercedes,

y al ver la muñeca 

tan redespeinada

un nuevo peinado

¡qué requetebonito!

le hizo a la muñeca,

la muñeca de Rebeca.

Y pasó la vecina,

doña Carmelina, 

que al verle el vestido

tan redeslucido,

le cosió uno nuevo

florido y pomposo

que a verbena olía

y a hierbabuena

¡con toques de menta!

También pasó el tío,

el tío Andresito,

que al ver cuan descalza

iba la muñeca

le trajo enseguida  

unos mocasines,

(no eran botines)

sin cordones que atar.

Roak, roak,

graznaba la urraca

Rebeca y muñeca

hicieron las pace

y a los que ayudaron

las gracias les dieron.